El mítico Sucucho de
Hecho el plan comenzaron los trabajos para reconstruir el espacio. Se limpió lo que se tenía que limpiar y se cerró lo que se tenía que cerrar. Se hicieron las conexiones eléctricas necesarias (hubo accidentes con la electricidad que hoy hacen reír, pero que en ese momento no fueron nada graciosos) y para que pareciera cantina se consiguieron maderas, troncos y muebles por aquí y por allá. Todo se hizo de manera autónoma y con la colaboración de amigos, los mismos que después se llevaron cervezas gratis por el favor.
El verano del 2005 fue el punto de partida oficial para el bar clandestino más famoso y concurrido de la movida under de
La música que ambientaba las borracheras era casi en un 100% metal, y del duro. Algunas veces se trataba de balancear con algo de jazz, rock de los sesenta, electrónica o grupos alternativos más cercanos al pop, pero los parroquianos tenían los oídos más duros que una piedra y exigían un cambio a la brevedad. Y si el cliente lo pide… Ya se sabe, el cliente siempre tiene la razón. Este detalle no menor, hizo que inevitablemente la presencia de señoritas no aficionadas a la bebida, a la música ni mucho menos al metal extremo tipo Cannibal Corpse, fuera escasa. Con el tiempo y gracias a esto último el Sucucho adquirió un nombre alternativo, “El Establo”.
Pese a esto y aunque suene contradictorio, el público que visitaba el Sucucho era diverso y se renovaba con el correr de las horas. Tipo 11 o 12 llegaban aquellos que se gastaban dos lucas, conversaban un rato y se iban a otra parte. Desde la 1 hasta las 3 o 4 los clientes podían ser escasos o incluso inexistentes, pero luego del fin y cierre de los locales que funcionan con las de la ley como los pubs y la única discoteque de la ciudad, el Sucucho se repletaba de gente ebria hablando fuerte y despilfarrando dinero en cerveza. El negocio no podía ser mejor. A las 7 de la mañana había recambio y llegaban los aficionados a la química, el insomnio y la euforia. Las jornadas llegaron a durar hasta las 4 de la tarde, dejando exhaustos a los socios dueños del centro bohemio-under-clandestino más importante que ha visto
Llegó a los oídos de los dueños del boliche que la policía estaba enterada de la existencia del Sucucho y de su calidad de ilegal (era que no, si el pueblo es chico y los chismes corren rápido) pero que ésta no intervendría por considerarlo una alternativa justa y adecuada para los aburridos jóvenes locales, cortos de plata, acostumbrados a estar expuestos y beber en espacios públicos, siempre temerosos a ser sorprendidos y apresados. Se dijo también que hijos de carabineros eran clientes frecuentes del local. Tanto mejor. El balance del verano 2005 fue totalmente positivo para público y locatarios.
En las vacaciones de invierno se descansó, pero en las del 18 de Septiembre Sucucho reabrió sus puertas con “
El verano del 2006 no tendría a Sucucho dentro las alternativas veraniegas rurales. Los motivos fueron varios, entre los más importantes estaban el hastío de lidiar con gente ebria y el cansancio de trasnochar casi todos los días por parte de los dueños, pero sobretodo la amenaza constante del gran golpe policial que haría perder la inversión. Sucucho abrió fugazmente la semana santa de ese año, pero se decidió que reaparecería con bombos y platillos sólo los días dieciocheros en Septiembre, tratando de repetir el éxito total del 2005.
Y así fue, el fin de semana que introdujo al 18 del 2006, Sucucho abrió. Con un espacio más grande y remodelado, con un meaero de lujo, una iluminación vasta y colorida, un refrigerador extra y un recién construido escenario cuya tarima para la batería era la parte de atrás de un camión de los años 20. Todo hacía presagiar una mejoría y éxito rotundo. El ambiente de fiesta y confianza hizo que las tocatas cambiaran su horario a unas horas más tarde y la primera estuvo total. Desafortunadamente los ánimos etílicos fueron no pacíficos como había sido hasta ese entonces y las peleas colectivas hicieron que el clandestino no pasara tan piola como antes, obligando a los locatarios a cerrarlo antes de tiempo para evitar una pérdida integral. No se alcanzó a hacer la esperada segunda parte del Huaso Fuentes y el escenario se quedó esperando.
En la actualidad Sucucho está vigente. Ha vuelto a abrir sus puertas (más bien dicho, la única y pequeña puertita tiene) al menos dos fines de semana en el mes de mayo de 2008 y hay planes de hacer tocatas en Septiembre.
Sucucho es, sin lugar a dudas, una alternativa económica y liberal en el carrete rural.
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